JJ Barquín @barquin_julio Ha comenzado dubitativo y con malos datos el Betis de Rubi. Es el conjunto que más goles recibe de la primera división y uno de los graves problemas del equipo es su balance defensa/ataque. La mayoría de los béticos ven a un equipo que intenta hacer muchas cosas pero que muy pocas le salen. Pero seguro que existe margen de mejora y se debe dar tiempo a un equipo técnico que seguro sabrá dar con la tecla del éxito.

El parón liguero debe estar sirviendo a Rubi para cambiar conceptos e ideas en una plantilla que viene de un modelo masticado durante dos años. No debe ser fácil cambiar de la noche a la mañana toda una manera de trabajar y de entender el fútbol, pero la idea del catalán debe de ir entrando en la mente de los jugadores para poder dar la vuelta a este mal inicio de temporada.

Y hablando de parones, echo en falta a la directiva. No es de recibo que cada vez que la cosa pinta mal y hay tiempo de selecciones, aparezca el “risueño” de Ramón Alarcón para hablar de marcadores y ciudades deportivas. Por cierto, Alarcón destila esa prepotencia que desprenden los tipos que presumen de apellidos fácticos en esta Sevilla arcaica y de abolengo.

Creo que es un error tremendo dejar pasar tantos días sin hacer una comparecencia pública y tratar muchos aspectos de la actualidad verdiblanca. Haro y Catalán -conjuntamente- deberían haber dado la cara en este tiempo de impás. Básicamente, para respaldar públicamente y dar cariño a su entrenador, para ofrecer todo el apoyo a la plantilla y manifestar gratitud con la afición por su comportamiento en este inicio de campeonato. Además, sería buen momento para haber enarbolado la bandera de la autocrítica y mostrar músculo institucional. El presidente Haro debería entender que no basta con bajar a hablar con cuatro aficionados al término de un partido.

Es deber del consejo rendir cuentas ante los béticos en momentos de incertidumbre para no trasladar desconfianza e inseguridad. Es un ejercicio básico para transmitir unión, fuerza, confianza y fe ciega en un proyecto ante la afición verdiblanca. Callados solamente aumentan las dudas en buena parte de la legión de seguidores que siguen y practican el culto a las trece barras. Y, sobre todo, ofrecen una imagen de cobardía impropia de gestores capacitados y adaptados al siglo XXI.

Foto: Real Betis Balompié