JJ Barquín @julio_barquin Desde hace unos años, la sociedad se ha incorporado a las redes sociales como una nueva forma de entender las relaciones. Un estudio de la empresa Global Index Web ha puesto sobre la mesa cuál es la edad de los usuarios que las utilizan a diario. Es interesante conocer la fauna entre la que te mueves para saber a qué te enfrentas. Y los datos son esclarecedores si nos fijamos en dos de las redes más usadas: Twitter y Facebook.

Vayamos con los datos. En Twitter, el 61% de los usuarios se encuentra en un arco de edad de 16 a 34 años, mientras que el 33% está entre los 35 y 64 años. Por su parte, en Facebook, el 54% de los usuarios tiene una edad entre 16 a 34 años, mientras que el 37% está entre los 35 y 64 años. Se confirma lo que hace tiempo venía sospechando en torno a nuestro Betis: en Facebook encuentro más serenidad y reflexión y en Twitter percibo irracionalidad y desconocimiento, salvando siempre las excepciones.

Y es que Twitter está en un punto para dejar de seguirlo. O como mucho seleccionar muy bien la gente a la que seguir y los comentarios a leer. Sobre todo, por limpieza intelectual, por higiene mental. No es de recibo la cantidad de patochadas, estupideces y comentarios impulsivos que se pueden ver cada día. Todos bajo el prisma del desconocimiento más absoluto de lo que se habla o se dice. Todo el mundo es entrenador, psicólogo y preparador físico, lanzándose al vacío sin miedo alguno. Gente que sentencia sin rubor, que dictamina sin discernimiento, que huye de la sensatez para instalarse en la confrontación permanente.

Las redes sociales están sirviendo para sacar a la luz lo antisociales que son muchos de los béticos de nueva generación. Esos que nada más que saben hablar de un Betis Campeón confrontándolo con el Manquepierda, sin saber que son aspectos complementarios y no antagónicos. Esos que hablan de exigencia mirando más para Nervión que para Heliópolis. En definitiva, gente con cierta pubertad que arrincona una filosofía de entender el amor irracional a un club que nos hizo diferentes al resto.

Porque queda claro que estamos en un punto donde están convergiendo dos generaciones, que muchas veces no se entienden. Por un lado, estamos los que vivimos las penurias económicas, el CurroBetis, las grandes emociones y las tremendas decepciones, la historia de los vaivenes como dijo Kiko Veneno, el amor y la locura inmutables. Por otro lado, están los que día a día buscan los títulos y la exigencia que vieron junto al Centro Comercial y que ansían sin saber que se puede ser muy grande sin conseguirlos.

Decía BB King en una entrevista que para tocar y cantar Blues tienes que haber pasado necesidad en la vida y que de eso los negros afroamericanos del Sur de Estados Unidos sabían mucho. Algo parecido se podría decir de aquellos béticos que pasaron muchas miserias para sacar adelante un club que supo lo que es sufrir como nadie. Los béticos que pasamos de los cincuenta lo aprendimos de nuestra historia y de nuestros padres y ahora vemos con sorpresa qué fácil es hablar de un Betis Campeón a las diez de la mañana y querer decapitar un proyecto a las ocho de la tarde del mismo día.