JJ Barquín @barquin_julio Nunca se puede estar de acuerdo en todo con las amistades. No comparto con mi amigos y compañeros de página, Pablo Caballero y Manuel Rey que Brasanac y Tosca no sean útiles en este Betis. Por supuesto, que todos queremos tener a los mejores jugadores en nuestro equipo para crecer sobre el césped. Pero la economía y las limitaciones también existen en el Betis. Y no todo es posible. Además, soy de los que piensa que en un equipo de fútbol tiene que haber de todo, como en botica. Debe haber Jugones y Gladiadores. Y, sobre todo, debe primar el equipo.

Vayamos por partes. El equipo. Todos estamos de acuerdo en que contra más calidad exista en un equipo, mejor será el resultado final. Pero no todo lo es la calidad y la excelencia en esto del fútbol. Un claro ejemplo podrían ser Brasil o España en el pasado mundial o el Paris Saint Germain de Emery. Lo tenían todo para triunfar, con infinidad de jugones, pero no fueron una piña. No crecieron como conjunto y sobresalieron las individualidades. Miraron más su ombligo que la idea general.  Y cuando esto pasa, casi siempre, quien pierde es el equipo.

Por eso, Setién tiene la enorme responsabilidad y el gran reto de seguir articulando un Betis que compita olvidando las individualidades y el ego personal. No debemos dejar pasar por alto que al vestuario verdiblanco están llegando de grandes figuras que podrían provocar un efecto narcisista muy peligroso para el interés general.

Segunda parte. No conozco un equipo donde no existan gladiadores. El Barsa de Cruyff tenía como eje principal a José Marí Baquero. El Madrid de Zidane ha tenido como pieza clave a Casemiro. El Betis de Serra, Finidi y Jarni también tuvo a Cañas. Y así, infinidad de ejemplos. Los grandes jugadores necesitan de otros que hagan el trabajo sucio, el que no se ve, el desagradable y desagradecido.

Son los encargados de tapar huecos, de recuperar balones, de cubrir a los compañeros, de hacer la raya, de hacer esa falta tan necesaria, de mirar por el equipo. Pundonor y sacrificio son sus cartas de presentación. Por eso, creo que Tosca y Brasanac son jugadores que pueden aportar su grano de arena en determinados momentos de esta larga temporada. En todo caso, merecen contar con el respeto y la educación de algunos béticos, que han comenzado a maltratar y despreciar – en las redes sociales- a unos profesionales que, no lo olvidemos, se ponen la camiseta del Real Betis.

Muchos béticos recordamos con añoranza que una temporada, el Villamarín vio jugar el mejor centro del campo del mundo. López, Alabanda y Cardeñosa. También lo dijo Nils Liedholm, entrenador del AC Milán en aquella eliminatoria del 77. El eterno 10 era canela pura, esencia en ese bote delgaducho y enclenque venido del frío Valladolid. López y Alabanda eran el músculo, la potencia, la fuerza, la abnegación para que el “canijo” la tuviera a sus pies. Hoy, muchos aficionados dirían que no servían para configurar un equipazo. Es necesario recordarles que López o el menospreciado Dani, ayudaron -y mucho- a ganar las dos Copas del Rey que tenemos en nuestras vitrinas.