JJ Barquín @barquin_julio Hace meses escribí mi opinión sobre la figura de Adán. Tras pasar cierto tiempo y contemplar los últimos acontecimientos, mi opinión -lejos de desvanecerse- se ha visto reforzada. Adán es un buen portero pero un mal jugador de club. Su salida del Real Betis está más que justificada. Una vez que ha abandonado la plantilla verdiblanca, solamente queda agradecerle los servicios prestados y desearle lo mejor en su nueva etapa madrileña.

Aun así, el caso Adán merece una reflexión. Muchos olvidan que los técnicos que deciden la continuidad de los jugadores, además de visualizar sus condiciones deportivas, analizan más variables que también son importantes. Un jugador de fútbol es eso, jugador de fútbol, y mucho más. Es edad, es honestidad, es compañerismo, es conducta, es compromiso, es integridad, es lealtad o rectitud. Por carecer de muchas de esas cualidades, Adán ha dejado de ser un miembro de la plantilla del Real Betis.

Muchos aficionados y, sobre todo, la prensa “amiga de Nervión”, no entienden la determinación del Betis en esta operación. Las declaraciones de Serra en la presentación de Pau López lo dejan bien claro. La decisión de abandonar el club es del jugador que se ha pegado varios años echando un pulso a la institución, que lo rescató de un equipo como el Cagliari donde tampoco gozaba de titularidad. Lo dijo bien claro el de Sa Pobla, “lo mismito” que Joaquín.

Para aquellos que sigan sin entiender su salida, habría que explicarles que hace dos temporadas quería tener ficha de jugador de Champions, cuando el club se movía por la zona media de la clasificación de la liga. Igualmente, había que retirar del vestuario un elemento distorsionador, por sus maestras dotes en el arte del chivateo periodístico en beneficio propio. También se les podría decir que la gota que colmó el vaso de la paciencia del club fue su clara extorsión a la institución y a la afición, cuando decidió operarse a falta de ocho jornadas y con Europa en juego.

Por eso, hay que decir que el señorito se va porque quiere y a donde quiere, sin importarle lo más mínimo el Real Betis. Con eso está todo dicho. Además, Adán se va a donde quiere, habiendo algunas ofertas mejores pero el club se ha comportado de manera elegante y egoísta. Supongo que Serra habrá preferido quitarse el mochuelo de encima antes de conseguir más cash. Esta vez, lo barato, sale beneficioso. Ha sido el precio a pagar por alejar del Villamarín a un buen portero y a un excelente extorsionador y confidente profesional.