Manuel Rey @ManuReyHijo No quiero parecer ventajista, aunque alguien lo pueda pensar. Los que han tenido ocasión de leer algunos de mis mensajes de whatsapp en el foro de Béticos que frecuento, saben que las reflexiones que realizo en estas líneas no son fruto de una rabieta a consecuencia del descenso virtual que ha consumado el Betis Deportivo a Tercera División (somos los penúltimos, repito los penúltimos, a tres jornadas de concluir la competición).

En la cantera del Betis se llevan haciendo las cosas regular desde hace mucho tiempo. Solo circunstancias puntuales han hecho que en determinados momentos haya habido algún buen resultado, que nunca ha sido fruto de la planificación sino de la casualidad. Decía en otro post de este blog hace ya varios meses, que la prueba del algodón en lo que respecta a entrenadores de las dos categorías más significativas de nuestra cantera, es decir, División de Honor de Juveniles y Primer Equipo Filial, solo la debería pasar Pablo del Pino pero nunca JJ Romero.

JJ Romero es un bético al que le gusta mucho el fútbol y que desearía hacer de esto su profesión. Le reconozco habilidades en la gestión de grupos, algunas capacidades de motivación y cierta destreza  comunicativa. No es poco, sin duda, para dirigir a un equipo filial. Justo lo suficiente para ascender de Tercera División a Segunda B al mejor equipo de la categoría con mucha diferencia (recuerden que en ese plantilla militaban Narváez, De la Hoz, Loren, Francis, Junior, Pedro, Aitor Ruibal, Julio Gracia, Hinojosa,…). Pero no da para más.

El denominado principio de Peter postula que en una jerarquía todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia, y tiene clara aplicación al caso que nos ocupa.  En un escenario competitivo algo más igualado, el equipo le ha hecho aguas y nunca ha sabido conformar un bloque sólido que afronte con garantías la competición. Claro que no tiene él culpa de todo. Alguien puede argumentar que la planificación inicial no fue la más apropiada (si es así algo debería haber dicho en su momento), que no ha tenido la plantilla completa en la segunda vuelta (para cualquier equipo de Segunda B haber tenido una vuelta completa a Loren y Junior es un lujo asiático), que se le han lesionado jugadores (como le sucede a todo el mundo), etc.

La realidad ante la que nos enfrentamos es que por la boca muere el pez y de pasar a jugar en tres años en Segunda División como él prometió, pasaremos casi con seguridad a tener como objetivo volver a ascender a Segunda División B. Justificando sus errores, sus comparecencias en prensa se han convertido en un continuo alegato a la mala suerte, a la juventud de la plantilla, a la dificultad del equipo contrario, o a lo poco acertados que habían estado los árbitros. Francamente triste y cansino para un club como el Betis Deportivo cuando tus rivales (con todos mis respetos) eran el Jumilla, el Villanovense, el San Fernando, el Linense, o El Ejido, entre otros.  Lo último que hoy le he leído es justificar la situación con el argumento de la famosa fábula de Esopo ” ¡Qué tonta soy! ¿Quién necesita estas viejas uvas verdes?, decía la zorra cuando veía que su deseado premio se le escapaba”. Es decir, que ahora resulta que es mejor estar en Tercera que en Segunda B porque así se forma mejor a los jugadores. Oiga, díganselo rápido al Real Madrid, Barcelona, At. Madrid, Valencia, Villarreal o Ath. Bilbao, porque todavía no se han enterado.

Habrá quien piense que el equipo filial está para sacar jugadores y subirlos al primer equipo (con lo que yo estoy absolutamente de acuerdo). Siendo eso así se podrá poner en valor la situación de Francis, Loren y Junior. Creo honestamente que sin restarle relevancia a la influencia de JJ en ello, pienso que el mayor responsable de la situación es Quique Setién, que ha tenido el valor de poner a los chavales en momentos complicados en Primera División, sabiendo ver y extraer rendimiento real allá donde solo había capacidad potencial. Más bien creo que en el filial hay jugadores a los que JJ no ha sabido extraerle el suficiente provecho para que el equipo se hubiera mantenido holgadamente en la categoría.

Los dirigentes de nuestro club deben seguir adoptando decisiones justas también en la cantera. La de JJ Romero ha de ser solo una de ellas, por supuesto, porque tan solo es la punta del iceberg. Pero ciñéndonos a su caso, justo es darle las gracias por los servicios prestados y por el alegato que nos hizo sentir en verdiblanco en las previas del partido del pasado año contra el Lorca Deportiva. Tiene todo nuestro cariño y reconocimiento, por supuesto, pero para crecer en este ámbito necesitamos que al final de 2018 las uvas las tome JJ como empleado de otro club.