JJ Barquín @barquin_julio Podría hoy escribir de los buenos 45 minutos que se hicieron ayer frente a los colchoneros. Podría analizar otro ejemplo de arbitraje sibilino vivido en esta liga dominada por las grandes. O podría narrar la alegría que supone escuchar a Feddal frente a la actitud pelotera y bochornosa de un periodista a sueldo del poder establecido. Pero quiero escribir del momento de enorme tristeza que viví ayer en mi localidad de Gol Norte.

Fue cuando el Dr. Calero saltó al césped a atender a un jugador verdiblanco. Toda la grada donde se ubican los radicales y algunos más cantaron “Calero no lo toques, Calero no lo toques”. He de reconocer que hace algunos partidos, un aficionado cercano a mi asiento lo soltó en plan chascarrillo y no me supuso una incomodidad. Fue una ocurrencia como otra cualquiera en un espectáculo que se presta a las bromas y agudezas de este pueblo tan dado a ellas. Pero lo de ayer fue una absoluta falta de respeto a un profesional mayúsculo.

No tengo el gusto de conocer al Doctor Calero y supongo que lo que escribo no lo leerá nunca, pero me gustaría dedicarle este post. Me gustaría que pudiera notar y recibir el tremendo cariño y el eterno agradecimiento de la afición verdiblanca por su trabajo y dedicación al Real Betis. Más de veinticinco años al frente de los servicios médicos del club merecen un tremendo respeto y un reconocimiento que ayer se lo denegaron unos descerebrados que solamente saben denigrar y ofender al resto.

Me indican mis contactos en el mundo de la medicina, que Tomás Calero es un tipo con gran reputación y carisma en el mundo de la medicina deportiva y que cuenta con el reconocimiento de los doctores de los restantes equipos de nuestro país. Por sus manos han pasado muchos jugadores y muchas lesiones a lo largo de sus veinticinco años de entrega al Real Betis, siempre resueltas con la sapiencia del buen galeno que es.

Seguramente habrá tomado decisiones discutibles, pero la medicina aún siendo una ciencia permite las apreciaciones de los expertos en la materia. Los que ayer se mofaron desde la grada, no entenderán que aunque creamos que las lesiones se alargan en nuestro club, ninguno hemos hecho un seguimiento del resto de los clubes. Seguro que habrán surgido dificultades y lesiones que se habrán alargado pero solamente salen los avances y las recuperaciones milagro, porque vivimos en la era de las noticias “asombrosas”. Además, en las recuperaciones y en el seguimiento de las lesiones, influyen muchos factores como la musculatura del jugador, etc.

El club pretende modernizar el área médica y es tal la confianza en Tomás Calero que está participando en el diseño de los servicios médicos del club. Esa es la mejor demostración de su trabajo, de su experiencia, de sus conocimientos, de su entrega al club. El Dr. Calero con su trayectoria merece el reconocimiento de todos los béticos. Y de algunos que no lo son. Y si no pregunten a Miguel García, el que fuera jugador del Salamanca, cuando lo sacó de una parada cardíaca en pleno partido del Betis en el estadio Helmántico.