JJ Barquín @barquin_julio El escritor Sergio del Molino, en su libro La España vacía, describe las redes sociales como “un bar agigantado” donde el espíritu español de opinar de todo sin saber sale a borbotones. El deporte nacional es parlotear y exponerse públicamente aunque algunas veces no se sepa de lo que se habla o se comenta. Decía el Catedrático de Lengua y Literatura Española, José María Pérez Orozco –grandiosa su anécdota del manquepierda- que la ignorancia es atrevida y que la tremenda ignorancia es tremendamente atrevida.

Todas estas reflexiones me vienen a la cabeza cuando le llegan a uno comentarios de lo que escriben algunos mentecatos en las redes sobre la actualidad verdiblanca. En cuando la ignorancia se transforma en mala intención y lo que buscan es hacer daño. Es el caso de José Antonio Espina (AS) que con la llegada de Quique Setién ya ha comenzado a dar leña, cambiando sus principios como Groucho Marx. A Espina le encantaba el Lugo de Setién, llegando a decir en su Twitter que “era un equipo encomiable, que no cambia su plan de juego sacando la pelota jugada, algo que no se negocia”.

Pero Setién ha cometido el fatal error de fichar por el Betis y hace unos días, el incongruente periodista, en su Twitter ponía a caer de un burro el toque y la posesión para dar prioridad a los puntos. Un ejemplo de coherencia, sentido común e integridad. Pero la explicación es bien sencilla. Espina va contra todo lo que se haga en el club. No es por Quique Setién, es por el Betis. Le importa bien poco lo demás, pues ya ven que cambia sus principios con tal de atacar todo lo que conciba por Heliópolis.

Es lo que tenemos y con lo que debemos convivir aunque poco a poco los béticos van conociendo a los comediantes que visitan ese bar de las redes donde hay tanta mala leche, tanta inquina, tanta estupidez. Por eso, hace unos días recomendaba no dar crédito a estos personajes de la farándula periodística sevillana. No visiten sus bares, no tomen una copa con ellos. Beban o emborráchense del Betis en otros lugares. Su cuerpo y su mente lo agradecerán.