Pablo Caballero Payán @pablocpayan El Real Betis Balompié cesó ayer a Víctor Sánchez del Amo como entrenador de la primera plantilla verdiblanca. Se puede pensar que es extraño despedir a un técnico cuando no hay nada deportivo en juego y a tan solo dos jornadas para que finalice el campeonato. Sin embargo, la decisión de Haro y Catalán es vital y fundamental para ellos.

Que el equipo es una calamidad y que los últimos partidos han sido bochornosos es una evidencia. También lo es que, por lo menos a mi me lo parece, el rendimiento frente al Alavés y el Leganés genera dudas. Es muy raro que, tras conseguir la salvación matemática con dos buenas victorias ante Eibar y Alevés (y un aceptable partido en San Mamés), el equipo haya cosechado dos derrotas abultadas e indignas. Sinceramente, me da la sensación que la actitud de los jugadores en estos dos partidos ha sido premeditada. Dicho de otra manera: un órdago a la directiva, mostrándoles con claridad que, por si lo dudaban, no querían a Víctor como entrenador para la próxima temporada.

Esta razón para cesar al técnico madrileño se une a la que tienen Haro y Catalán, que no es otra que la de quemar la última bala que les queda para revertir la situación. Al proyecto de Ahora Betis Ahora, un fracaso absoluto hasta la fecha, solo le puede salvar un golpe de efecto contundente. Y lo van a intentar anunciando en breve al entrenador para la Liga 17/18 y, con toda seguridad, algunos fichajes que intenten mitigar los errores de bulto de este año. El problema es que cuando no hay margen de error, las posibilidades de equivocarse aumentan notablemente.

A la vista del acierto que han tenido en las decisiones deportivas, confiar en que puedan dar un giro radical a los acontecimientos y al rendimiento futbolístico del Real Betis Balompié es, como mínimo, descabellado y cercano a la utopía. Y aun así, sigo pensando que la opción más razonable que hay, a 10 de mayo de 2017, es dejar que Torrecilla siga haciendo su trabajo. Arrasar con todo lo que hay y empezar un proyecto nuevo, con una directiva nueva, con un nuevo director deportivo y con una renovación radical de la plantilla es, a día de hoy, jugar a la ruleta rusa. Triste panorama.