JJ Barquín @barquin_julio Desde hace tiempo, pululan alrededor del Betis una serie de personajes que se acercan a la institución para servirse de ella. Lo pude comprobar cuando colaboré un corto tiempo con el club. Buscan poder, prestigio, imagen, en definitiva, figurar en una Sevilla muy dada a lo banal, a lo superficial. Por ello, estamos instalados en una continua guerra civil que provoca desconcierto, desequilibrio y una falta de proyecto que nos condena año tras año. El Betis es una anarquía en continuo proceso de autodestrucción.

Buena parte de ese estado de excepción diario en el que estamos instalados, lo trajo el peor presidente de la historia del club. Lopera escenificó a la perfección el “yo o el caos”. Y caos, miserias y deuda, mucha deuda, es lo único que trajo a este centenario club. Las circunstancias hicieron que los béticos de base se organizarán para expulsar al usurero pero en esa lucha, y con el paso del tiempo, muchos se creyeron el niño en el bautizo, la novia en la boda y el muerto en el entierro.

No han entendido que la misión estaba por encima de los individuos, de sus intereses, que lo importante es el club, que las personas pasan y el Betis permanecerá. Pero algunos no han sabido dar ese paso atrás y les ha bastado cuatro fotos y varias intervenciones en los medios para creerse imprescindibles. Las plataformas han realizado una labor encomiable pero deben entender que su tiempo ha pasado. A esto hay que añadir a ciertos personajes o personajillos que por entrar en el Betis matarían. Cuando no lo consiguen, se dedican desde los medios o desde las redes sociales a despotricar de todo y de todos, creando un clima de convivencia más que difícil.

El Betis necesita unión y estabilidad. Ya tenemos bastante con el dictador de Jabugo en los tribunales como para seguir atizándonos entre nosotros. Pero es una misión imposible. Ahora salta a la palestra otra opción para volver a convertir el club en un polvorín. Dos consejeros descontentos no son mimbres suficientes para intentar asaltar el club, pero las ansias de poder, de figurar, son más altas que el bien del club. Porque en el próximo mes deberían tomarse decisiones importantes para la próxima temporada, pero ahora con un proceso asambleario no es el mejor contexto para tomar decisiones de planificación deportiva (altas, bajas, ventas, etc.).

Debemos todos remar en el mismo sentido y apoyar al presidente que esté en cada momento. Se han preguntado alguna vez, ¿qué habría sido del Betis que bajo a Tercera en una situación similar a la actual? Haro y Catalán han comenzado a cambiar las estructuras de un club que estaba en la prehistoria. Pero han fallado estrepitosamente en lo deportivo. Estamos instalados en la más absoluta mediocridad deportiva y deben hacer autocrítica para seguir construyendo sobre una base reflejada en un plan de actuación que deberían explicar para ofrecer confianza y fortaleza.

Dicen los entendidos que la “Sevilla sin sevillanos” de Machado es una gran paradoja, humor fino. Machado se recrea en la Sevilla de sus días infantiles, en una Sevilla de ensoñación poética, muy alejada de la ciudad real, de la llena de tipos castizos, toreros o señoritos. Con la admiración que profeso al poeta, y viendo Heliópolis lleno de personajes, actores y tipos ansiosos de poder, acuño el término un Betis sin “algunos” béticos. Creo que nos iría mejor.