JJ Barquín @barquin_julio Ha cambiado el panorama. Como diría aquel, el fútbol es así. Cuando negros nubarrones se acercaban por Heliópolis y un virus afectó a medio equipo, se ganó al correoso y duro Eibar. Y una semana después, con algo más de confianza y ante un equipo con la cabeza en otro lado, se volvió a ganar. Más confianza, mejores sensaciones.

Todo ha cambiado. Las caras de los jugadores, el talante de los técnicos, el ánimo de los dirigentes, la moral de la afición. Y con este ambiente, todo puede ir a mejor. El partido de mañana en San Mamés se antoja más que atractivo, pues puede servir para marcar el inicio de un final feliz. Y me explico. La tan traída y llevada décima plaza, puede servir a los jugadores, técnicos y dirigentes para disfrazar una mala temporada.  A los jugadores para cobrar la prima; a los técnicos para justificar su presencia el año que viene y, por último, a los dirigentes para cumplir promesas y sacar pecho.

Quedan 15 puntos y la décima plaza está a 7 puntos, con lo que si se obtienen los tres puntos en el “bocho”, todo es posible. Quitando al Valencia, los restantes competidores parece que van a menos y el final de liga se puede hacer más largo que las rampas de la cima Coppi, el famoso Paso del Stelvio. Peores cosas hemos visto. Y más en el mundo del fútbol, y más en este Betis, poseedor de ese apodo de “CurroBetis”, con toda la razón del mundo.