JJ Barquín @barquin_julio Hace un mes expuse mi opinión sobre Víctor Sánchez del Amo en un post. Decía que si queremos seguir instalados a mitad de tabla y sin aspiraciones, el madrileño es el entrenador ideal. Y decía que si aspiramos a más, debemos fichar a un entrenador con experiencia, con carácter y hambre de victorias. Y lejos de arrepentirme, cada partido que pasa más me reafirmo en la idea.

El partido de Cornellá ha supuesto la escenificación perfecta del pensamiento de la gran mayoría de los béticos: Víctor es un entrenador timorato, apocado, sin carisma y un auténtico desastre tomando decisiones tácticas. Tras un discreto partido y gracias a un penalti regalado, el Betis se puso por delante frente a un equipo correoso. Era la situación ideal para seguir jugando de la misma manera y aprovechar los huecos que iba a dejar el Espanyol en su búsqueda del empate. Pero Víctor optó por retirar un delantero, sacar a Petros y meter el equipo atrás.

En el fútbol, además de los cambios, las impresiones son importantes y con Víctor más de una vez lo que se transmite es miedo a ganar, a ir a por el partido. Y eso lo huelen los rivales, que saben que tienen opciones por muy poco tiempo que les quede. Desde que Víctor entrena en Villamarín ya son muchas las ocasiones vividas donde se repite la escena de poder cerrar el partido y terminar empatando o perdiendo. Los números del madrileño van cayendo paulatinamente y como siga por este camino estará cerca del cesado Poyet.

Hace poco Víctor era la solución y ahora se ha convertido en un problema. Un problema porque su crédito ha caído en picado y fue anunciado por los gestores a bombo y platillo como el comandante en jefe del Betis 2017-18. Torrecilla tendrá que decidir de aquí al final de temporada y serán los resultados y las sensaciones que ofrezca el equipo lo que les sirva para argumentar hacía la continuidad o la despedida.

Este año la salvación está muy barata, pues de lo contrario estaríamos metidos en un lío con toda seguridad. Y aunque estamos relativamente tranquilos, deberíamos rezar porque Sporting y Granada sigan sin sumar pues de lo contrario estaremos con dolor de cabeza hasta el mes de mayo. Viendo el calendario en casa (Villareal, Eibar, Alavés y Atlético de Madrid) y lejos de Villamarín (Las Palmas, Celta, Athlétic, Leganés y Sporting) creo que tendremos que rezar mucho. Pero que mucho.