Pablo Caballero Payán @pablocpayan Mañana se cumplen nueve años de un partido que todos los béticos que tuvimos la suerte de verlo no podemos olvidar. Fue un 29 de marzo de 2008. Se enfrentaba el Betis de Chaparro al Barcelona de Rijkaard. La locura que se vivió en el Villamarín fue de las que se quedan para siempre en la memoria.

Corría la jornada 30 y llegaba el conjunto culé como segundo clasificado, a cuatro puntos del Real Madrid, con la intención de seguir en la pelea por el título de Liga. Los verdiblancos, se encontraban clasificados en la decimotercera posición, a tan solo tres puntos del descenso. El partido era muy importante para ambos. Al cuarto de hora, el marcador reflejaba un descorazonador 0-2. El Barcelona salió fortísimo y dejó visto para sentencia el encuentro.

Pocos se imaginaban lo que ocurriría tras el descanso. En el minuto 62, Edu recortó distancias con un buen remate de cabeza tras un pase de Sobis. Entre los minutos 75 y 78, Heliópolis fue un manicomio: Odonkor fue derribado por Abidal dentro del área y el árbitro señaló el punto de penalti; la pena máxima la falló Edu; en la siguiente jugada, Juanito logró empatar el partido con un gran gol; y para finalizar estos tres minutos de locura, Edu consiguió remontar el resultado con un golazo.

Las gradas del Villamarín se convirtieron en una fiesta absoluta. Recuerdo a la perfección llamadas y mensajes de amigos que no daban crédito a lo que acababan de ver. El paso de gigante que dio el Betis para la salvación fue tremendo. Cinco jornadas antes, el equipo de Chaparro también fue capaz de remontarle el partido al Real Madrid. Esas dos victorias inesperadas con remontadas de por medio, fueron vitales para no descender.

Esa noche fue especial. Había quedado para cenar con mi entonces novia y con nuestros amigos Diana y Paco para celebrar mi reciente incorporación laboral que, a día de hoy, conservo. Celebré eso y la victoria del Betis. Esta pareja de amigos siempre ha estado en los momentos importantes de mi vida. El otro día, cuando le escribí a mi amiga una carta de despedida, me acordé de esa noche, de la que mañana se cumplen 9 años. No sabes cuanto te voy a echar de menos, Diana.