JJ Barquín @barquin_julio Que al Madrid o Barsa no le pitan el penalti de Riazor, es verdad. Que al Betis es muy fácil pitarle, es verdad. Que casi todos los años nos birlan de ocho a diez puntos, es verdad. Pero hagamos un ejercicio de objetividad para que la pasión no nos ciegue. El partido del Betis en Coruña fue tan gris y triste como quien lo entrena. Ante un rival endeble y sin grandes argumentos, se volvió a demostrar que el cuadro verdiblanco es un equipo blandengue en lo mental y anquilosado en lo táctico.

Este Betis de Víctor es un equipo plano, con entusiasmo pero sin identidad, rácano en el planteamiento y sin equilibrio ni ambición. Desde hace unas semanas, el Betis y su entrenador vienen demostrando que la palabra fracaso se ha instalado en el club y ha venido para quedarse. Aunque la llegada del madrileño supuso una bocanada de aire fresco, los dos últimos meses han sido un quiero y no puedo, una ración de vulgaridad táctica que ha vuelto a meter en una depresión absoluta a la gran mayoría de la afición.

Por lo demostrado hasta ahora, somos muchos los que pensamos que Víctor Sánchez del Amo no puede entrenar al Betis el año que viene porque ha demostrado sobradamente que no tiene capacidad para alcanzar cotas más exigentes. Si los mandatarios piensan que el objetivo es quedar, más o menos, a mitad de tabla y no pasar demasiados apuros para salvar la categoría, Víctor podría seguir en el club. Es un entrenador idóneo para alcanzar esa meta. Si la idea, como apuntan continuamente los gestores en sus exposiciones públicas, es crecer y aspirar a mucho más, el madrileño no puede pilotar ese proyecto futuro.

Víctor ha demostrado que por planteamientos, táctica, cambios y mentalidad, es un entrenador limitado, con una apuesta grosera para aspirar a niveles más altos. Ese es el bosque que tenemos por delante. No caigamos en no verlo porque hay árboles, ramas o árbitros muy malos ante nuestros ojos. Sobre todo, porque Álvarez Izquierdo no hizo los cambios que nos hicieron acabar con 8 defensas y encerrados ante un horrendo equipo.