JJ Barquín @barquin_julio “Hay mucha gente porque la manifestación va por las calles del centro y ha sido a la hora que cierra El Corte Inglés”. Esas fueron las palabras del inquisidor de Jabugo cuando el beticismo en masa le pidió abandonar un barco que iba a la deriva institucional y deportiva. Mientras el dictador intentaba disfrazar a su manera una realidad que le acababa de sobrepasar, el beticismo se ilusionaba con un futuro lleno de grandeza y esperanza, con un Betis libre, de los béticos y para los béticos.

En menos de cuatro meses, se cumplirán 8 años de aquella histórica manifestación y ni tenemos grandeza, ni esperanza. Se ha evolucionado en algunos aspectos pero estamos instalados en la mediocridad más absoluta y deprimente. 80 fichajes, 9 entrenadores, 5 direcciones deportivas y 5 presidentes no han servido para virar el rumbo de ese barco de las trece barras que sigue perdido en el océano futbolístico español. Vivimos en una depresión continua, en un estado de desaliento y abatimiento crónico. Vivimos en una mentira continúa que alimentan unos dirigentes ineptos, que prometen de lo que no saben y unos jugadores mercenarios, que se pavonean frente al Barsa y se esconden como ratas frente al Granada.

No me vale el perdón de nadie. Haro estuvo patético hablando de una imagen “que no se puede repetir” cuando debería saber que llevamos demasiadas humillaciones similares a la vivida en Los Cármenes. Y los jugadores porque pidieron perdón obligados por el entrenador, ya que por ellos habrían salido huyendo como hacen casi siempre. Han clavado el slogan pero invirtiendo el orden de los factores: hay muchas palabras y pocos hechos. Como desde aquel 15 de junio de 2009. Promesas y más promesas, palabrería barata de parlanchines y encantadores de serpientes, que provocan infinidad de sinsabores y excesivos desalientos a una afición que ya no soporta más momentos indignos.

Hace unos meses que Ángel Haro apuntaba en la Peña Bética de Brenes: “No tenemos ya cortapisa ni excusa ninguna, ni administración judicial ni losa económica, para ejecutar el programa de crecimiento que todos queremos. Un Betis más grande es lo más importante, tanto en el apartado deportivo como institucional. Vamos a crecer en el presupuesto destinado a la primera plantilla para abandonar la incertidumbre que supone cada año huir del descenso”. Muchos creemos que estos gestores son más de lo mismo. Una versión dulce, amable y educada pero con el mismo fondo de desconocimiento, torpeza y locuacidad que el emperador de Jabugo. Fracaso absoluto, Sr. Haro. Como casi todo lo que ha pasado desde aquel 15 de junio……..