JJ Barquín @barquín_julio Escribía mi compañero Pablo Caballero en su crónica del sábado que el paso de este Betis es de tortuga. Y no le falta razón pues este ritmo de sumar de uno en uno es muy lento en una liga de tres puntos. La gran fortuna que nos acompaña es que hay cuatro equipos mucho peores (Osasuna, Granada, Sporting y Leganés) y la salvación está muy barata. Pero hay algunos aspectos que invitan al optimismo y debemos agarrarnos a ellos para seguir con esa ilusión que caracteriza al beticismo, pues el equipo ha mejorado en muchas facetas del juego.

No hay que ser un erudito para ver que en el plano defensivo se ha progresado de manera espectacular desde la llegada de Víctor Sánchez del Amo. Al Betis de Poyet le hicieron 22 goles en 11 partidos, mientras que al de Víctor le han hecho 12 goles en 12 partidos. A ello ha ayudado el crecimiento y la compenetración de Pezzela y Mandi; la confirmación de Durmisi y la sobriedad que ofrece Tosca. A los rivales les cuesta un mundo llegar y hacerle gol a un equipo que se muestra mucho más compacto y solidario que el propuesto por el lenguaraz Poyet. De esa mejora defensiva también tienen mucha culpa el inmenso trabajo de Petros y la sublime calidad (y entrega) de Ceballos, que cuenta con todos los galones para dirigir la orquesta verdiblanca. Otra buena noticia es la llegada de Rubén Pardo, un magnífico complemento al utrerano para dar una buena salida al balón y jugarlo con sentido y equilibrio.

Pero este Betis en construcción tiene su talón de aquiles en la profundidad, la llegada y el gol. Basta con echar otro vistazo a las estadísticas para saber que la delantera tiene que afinar la puntería. Los datos son idénticos con Poyet (11 partidos. 11 goles) y Víctor (12 partidos. 12 goles): la media es de un gol por partido. Hay que confiar en Sanabria, Alegría y Rubén Castro para mejorar esa estadística pero los responsables deberían haber comenzado a mirar al futuro.

Por eso, la máxima prioridad de la secretaria técnica debe ser elegir un nueve para suplir a un Rubén Castro, pues el canario ha comenzado a marchitarse como profesional. Seguro que marcará más goles pero debemos ser conscientes que al mejor delantero de la historia del Betis no se le puede exprimir mucho más tiempo. Dicho esto, lo más destacable es que se está construyendo un equipo joven, con mucha proyección y futuro para poder aspirar a lo que todos los béticos pretendemos: luchar por las plazas que dan opción a recorrer europa con ese escudo de las trece barras. Es tiempo de ilusión.