El Real Betis ha realizado una serie de cambios en su estructura con la idea, según el club, de “modernizarse y poder sacar mayor rendimiento a la institución”. Dirección General Deportiva, Miguel Torrecilla; Dirección General Corporativa, Federico Martínez Feria; Dirección General Negocio, Ramón Alarcón Rubiales. Estos nombramientos en la planta noble del Villamarín están levantando ampollas en los foros y páginas verdiblancas. Se ha generado un gran debate por dos cuestiones vinculadas a los nombramientos. El primer conflicto es por el currículo y las vinculaciones familiares de uno de los nuevos directores. La segunda discusión se centra en la ampliación del staff del club. Vayamos por partes.

Del primer tema creo que poco se puede decir. Todos tenemos un pasado y una herencia familiar detrás. Poco me importa que la madre de Ramón Alarcón sea la histórica dirigente socialista, Amparo Rubiales. Puede –ni lo sé ni me importa- que haya podido respaldar a su hijo en algún momento de su vida empresarial (Alarcón está salpicado el caso de los Fondos Jeremie) pero no se puede juzgar por el pasado. Alarcón tendrá que rendir cuentas por su trabajo en el Real Betis. Nada más. Lo otro son envidias y celos de mediocres o de un entorno que sigue calentando los temas verdiblancos para desestabilizar pensando más en el tirano de Jabugo que en el propio Betis.

Otra cosa es el segundo debate. Parece que en el club hemos pasado del régimen del tirano al régimen de los cargos. Cargos por aquí, cargos por allá. Me pregunto: ¿es necesario tantos cargos para modernizar una institución? Todos coincidimos que el Betis estaba anclado en el medioevo y que era necesaria una modernización pero en el mundo del fútbol las cosas hay que hacerlas con mesura y paciencia. Sobre todo, porque lo más importante es que la pelotita entre y se consigan los puntos en juego. Esa es la tiranía existencial del fútbol. Si el equipo va bien, todo es de color de rosa. Si no llegan los resultados, todo es luto y negatividad. Tener un gran organigrama no conlleva grandes resultados pero es necesario para seguir creciendo como club.

Algunos equipos consiguen grandes metas con un presidente con sentido común y un buen secretario técnico pero no es lo normal. Con estos nombramientos el Betis se sitúa a la altura de la gran mayoría de los clubes profesionales. Lo que nos queda es exigir trabajo y profesionalidad para llegar a las más altas cotas. Si no llegan los resultados y siguen aumentando el número de cargos habrá que pensar en exigir responsabilidades al consejo de administración.

JJ Barquín