¿Hay motivos para ser optimistas con el futuro deportivo del Real Betis Balompié tras lo visto en estas ocho jornadas de Liga? Yo no los veo. O por lo menos, con el actual entrenador, creo que el porvenir del equipo verdiblanco es dramático.

Obviamente, Poyet no es el único responsable. La directiva bética, con Haro y López Catalán a la cabeza, y Miguel Torrecilla, también tienen su cuota importante de culpa. Los dirigentes son culpables de elegir a un director deportivo que, de momento, ha realizado un trabajo insuficiente y con muchas carencias. A la plantilla le falta poderío físico en el centro del campo, centrocampistas de banda zurdos y un lateral derecho con un nivel óptimo para Primera División.

Pero el error más grosero de Torrecilla ha sido el de la elección del entrenador. El director deportivo confió para ese trabajo en Gustavo Poyet, y esa decisión es, a todas luces, una metedura de pata. El técnico uruguayo no ha demostrado disponer de los conocimientos necesarios para hacer del Betis un equipo que aspire a estar entre los diez primeros de la Liga Santander. Hace poco más de un mes, mi compañero de este blog, pedía, acertadamente, responsabilidad y paciencia. A día de hoy, a mi, la paciencia se me ha agotado.

Analizando uno a uno los partidos del Betis, los motivos para impacientarse y para ser pesimistas, creo que están más que justificados. Perder contra el Fútbol Club Barcelona y el Real Madrid es lógico. Que entre los dos te endosen un 12-3 es patético, ridículo y bochornoso. En Valencia, tras una buena primera hora, el equipo desapareció y se dejó empatar ante un rival con uno menos y con una situación deportiva y extradeportiva chirigotesca. De hecho, ya han cesado al entrenador. Por fortuna, apareció Rubén Castro en el descuento para ganar los tres puntos.

Otra de las características negativas ha sido la ausencia de un patrón de juego. El Betis, ante el Deportivo y el Sevilla apenas les inquietó ofensivamente, por no hablar del insufrible y desesperante partido en Anoeta. Al Granada, otro equipo desecho y que ha prescindido de su técnico, se le permitió ponerse 0-2 a la media hora de juego con una imagen dantesca. Se empató cuando el rival ya jugaba en inferioridad, pero no fue capaz de rematar la faena. El partido más bueno de la temporada fue el del Málaga. No es que se jugara de maravilla, ni mucho menos, pero si se vio a un equipo implicado y con amor propio.

Y después está el tema del sistema de juego. Yo pienso que no se debe ser inflexible en este aspecto, siempre y cuando tengas jugadores adecuados para poner en práctica diferentes esquemas. Poyet ha utilizado ya un 3-5-2, un 4-3-3, un 4-2-3-1 y un 4-4-2. Tantos vaivenes dan la sensación de que no es capaz de dar con la tecla y se empeña en utilizar a Rubén Castro en la banda. Yo no veo mal escorar al canario a la izquierda, pero siempre y cuando no le cargue de trabajo defensivo, cosa que no está haciendo.

Esto es lo que yo opino de la situación deportiva del Real Betis Balompié a 17 de octubre. Y como no veo una solución inmediata, creo que se debe tomar una decisión drástica con Poyet. Es cierto que han llegado muchos jugadores nuevo, que de la noche a la mañana no se obtienen resultados y que en el fútbol hay muchos casos que la paciencia ha sido la mejor de las alternativas. Pero es que yo no veo nada que me haga ser optimista.

Pablo Caballero Payán @pablocpayan